A propósito del “Show mediático” creado por periodistas y medios de comunicación tradicionales, que utilizaron las palabras de la represéntate a la Cámara, Susana Boreal, para continuar con la estigmatización y persecución que millones de usuarios y pacientes de cannabis viven diariamente, presentamos el verdadero antecedente de la prohibición contemporánea del cannabis.
Hierbabuena Revista – Sistema Informativo –
Bogotá D.C., 26 de febrero de 2023.- Durante la instalación de la tercera audiencia pública sobre el proyecto de Ley que pretende regular el cannabis de uso adulto en Colombia, la representante a la Cámara, Susana Boreal, dio la bienvenida a los participantes manifestando que es usuaria frecuente de cannabis, lo que derivó en una serie de señalamientos que la descalifican como persona y como profesional.
Desde Hierbabuena no pretendemos entrar en su defensa ni confrontar a quienes la señalan, sin embargo, presentaremos un par de elementos que permiten entender porque actualmente una planta como el cannabis es prohibida y perseguida en el mundo.
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El cannabis no es nada nuevo para la humanidad, existen registros milenarios de sus usos medicinales, alimenticios y funcionales a lo largo y ancho del planeta, sin embargo, ser usuario de cannabis hoy en día es un delito en Colombia y la mayoría de los países del mundo.
Esta es una prohibición absurda, una prohibición impuesta desde el desconocimiento, el miedo y los intereses particulares de los Estados Unidos, que desde el siglo pasado juegan a ser la justicia divina y guardianes de la moral, mientras esconden sus reales intereses y negocian con la vida y la dignidad de comunidades y países enteros.
Cuando Colombia y México la cultivaban era peligrosa, nociva y un problema de salud pública, atendido únicamente con prohibición y persecución a cultivadores y usuarios, sin embargo, ahora que en Estados unidos se ha desarrollado toda una industria, que vale la pena señalar ha crecido gracias a ser el mercado más grande de sustancias psicoactivas del mundo, ahora si puede ser legal.
Esta lucha infundada contra el cannabis que fue liderada por Harry Anslinger, Zar antidrogas de los Estados Unidos, inició hace menos de 100 años en complicidad con algunos de los grupos económicos más poderosos de Norteamérica, que asesorados por Aslinger y fundamentados en documentos e investigaciones falsas, emprendieron una campaña descomedida contra el cannabis y el cáñamo.
Desde los medios de comunicación se desarrolló toda una estrategia de estigmatización contra el uso del cannabis, donde se le relacionó con todo aquello que era mal visto en la sociedad norteamericana de 1.930, como lo eran los negros, los latinos y los indígenas.
A la fecha no se han cumplido 100 años de dicha confabulación, sin embargo, el mundo entero sigue bajo el manto de prohibición ocasionado por rumores, conjeturas e información falsa que se publicó sobre el cannabis.
La sociedad contemporánea ve hoy la prohibición de una planta como algo normal, desconociendo que es un fruto de la tierra como cualquier otro y que ha sido utilizado por la humanidad con múltiples propósitos desde hace más de 3.000 años.
Una prohibición derivada del miedo y la desinformación intencionados e instrumentalizados desde los medios masivos de comunicación, compañías de información que únicamente responden a intereses privados, desconociendo la función social que desempeñan en términos de educación, así como su responsabilidad en la construcción de pautas y comportamientos colectivos.
Ya es momento de romper ese discurso de criminalización sobre la planta, ahora son los usuarios, pacientes, auto cultivadores, activistas y empresarios los responsables de mostrarle al mundo entero cual es el verdadero trasfondo del cannabis.
Es tiempo de hablar del tema y hacerlo evidente en escenarios familiares, académicos, políticos y culturales, de tal manera, que la sociedad en general pueda reconocer nuevamente al cannabis como una planta de poder, con múltiples propiedades físicas, químicas y biológicas que pueden ser utilizadas como fuente de alimento, vivienda, vestido, medicina y calidad de vida para millones de personas.
En ese sentido, las acciones que se emprendan desde la comunidad cannábica y toda la cadena productiva involucrada en este sector emergente deberán ser constantes y coherentes, como un ejercicio de presión social sobre los medios de comunicación masivos para que se vean obligados a generar información sobre el tema, como un tránsito real hacia la legalización y normalización del cannabis en Colombia.
Finalmente, la invitación abierta es para que todas las ciudadanías, desde el conocimiento propio, experiencia y campo de acción, hagan visible lo que es realmente el cannabis, una planta de poder, una planta que cura, una planta que armoniza y que da felicidad.