Además de la organización indígena de Colombia, también tuvo representación durante el evento la Asociación Municipal de Trabajadores Campesinos de Piamonte Cauca, con lo que líderes indígenas y campesinos de las regiones más golpeadas por la guerra contra las drogas dieron a conocer los puntos de vista y propuestas de las comunidades y regiones apartadas del país para la construcción de nuevos paradigmas frente al uso de las plantas.
Hierbabuena Revista – Sistema Informativo –
Bogotá D.C., 16 de marzo de 2023.- Durante el CND Side Event, Paz total y el nuevo paradigma frente a las drogas, realizado durante la sesión 66 de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, participó en representación de 115 pueblos y comunidades nativas que conforman la organización.
En esta ocasión el representante de la organización indígena fue, Juan Titira Aserndora, presidente de la organización Ñatubaiyibari del pueblo Barí de Norte de Santander, región del país que es más conocida como el Catatumbo, una de las zonas más afectadas por la violencia durante siglos y que actualmente sigue siendo uno de los mayores centros de producción de hoja de coca de Colombia.
Lo hizo en compañía de la líder regional del Cauca, Maydany Salcedo, representando la Asociación Municipal de Trabajadores Campesinos de Piamonte Cauca, Asimtracampic, con sede en otra de las regiones más afectadas por el conflicto armado y la persecución de los cultivos ilicitos.
Según informó la ONIC, la participación de Titira tuvo por objetivo dar a conocer las propuestas de los pueblos originarios para la construcción de nuevas visiones y políticas frente a las sustancias psicoactivas.
Desde la organización se hizo énfasis en la transición hacia usos alternativos de la hoja de coca, respetando los conocimientos ancestrales y la distribución justa y equitativa de los beneficios, suscrita por Colombia a través de convenios internacionales, como el Convenio de Diversidad Biológica, entre otros.
Además, se hizo la exigencia para que los territorios de los pueblos ancestrales no sean campos de guerra, especialmente de la guerra contra las drogas, plantas sagradas para nuestros pueblos.
Vale recordar que la viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia, Laura Gil, manifestó pidió resignificar el principio de responsabilidad común y compartida entre países productores y consumidores, ya que las cargas han recaído de manera desproporcionadas en las poblaciones de América latina y el Caribe, “Colombia está cansada de poner los muertos y cansada de perseguir a sus campesinos en esta guerra contra las drogas que fracasó”, dijo la diplomática colombiana.
Son alrededor de 32 millones de hectáreas de territorios ancestrales en Colombia que se ven presionadas ante las economías ilegales que buscan continuamente nuevas tierras para establecer sus cultivos ilícitos, mientras que las selvas profundas, los pueblos ancestrales y su esencia, su biodiversidad y conocimientos tradicionales se ven amenazadas por los efectos de una política prohibicionista contra las drogas que ha fracasado.
En ese sentido, el llamado de la organización indígena de Colombia es salvar los últimos ecosistemas estratégicos de esta parte de Abya Yala, fortalecer la capacidad de guardianes de la naturaleza de los pueblos ancestrales, salvar las fuentes de agua y en vez de guerra, llevar derechos sociales a los territorios, garantizando derechos fundamentales.
Además de representantes de la viceministra Gil, en el panel participaron; Camilo Eduardo Umaña Hernández, viceministro de Política Criminal del Ministerio de Justicia y del Derecho, el embajador, Raphael Naegeli, representante permanente ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, OSCE, y la directora regional de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito para Latinoamérica y el Caribe, Unodc.