Bogotá D.C., 7 de abril de 2025.- En un momento crucial para el futuro de las políticas de drogas en la región, se celebró en Casa Wet – Wet, al nororiente de la capital colombiana, el evento “Catando las Regulaciones del Cannabis en la Región”, encuentro convocado desde el Sindicato de Trabajadores del Cannabis, Sintrabacann, que reunió a sindicatos, comunidades indígenas, cultivadores, organizaciones sociales, trabajadores, académicos y representantes de la industria cannábica. La cita fue el escenario para la presentación de un manifiesto que exige un nuevo paradigma en torno a las llamadas «plantas ilícitas», en especial el cannabis Sativa.
Del estigma al reconocimiento: una regulación con rostro humano
La jornada, caracterizada por una activa participación multisectorial, se representó como un aporte en la construcción de políticas públicas con enfoque social, que sentó las bases para un manifiesto bajo el principio rector de la dignidad humana y recogiendo la voz de los participantes, que coincidieron en que la regulación no puede seguir respondiendo a lógicas de control punitivo, sino que debe ser una herramienta de emancipación laboral, social y ambiental.
“La guerra contra las drogas ha vulnerado derechos fundamentales. No podemos seguir criminalizando lo que debe ser regulado con justicia”, expresaron voceros del encuentro.
Soberanía popular y justicia reparadora
Una de las propuestas más contundentes surgidas del evento fue la exigencia de mecanismos vinculantes de participación ciudadana para las comunidades históricamente afectadas por la prohibición: campesinos desplazados, usuarios perseguidos, cultivadores criminalizados. La inclusión de estos actores en el diseño de las políticas es vista como una deuda histórica del Estado.
El documento presentado insiste en que no basta con despenalizar. La nueva regulación debe estar acompañada de medidas reparadoras: amnistías, acceso preferente a licencias, apoyo financiero y reconocimiento de saberes ancestrales.
Sostenibilidad: romper con el modelo extractivista
La industria del cannabis, en su transición hacia la legalidad, no puede reproducir el modelo extractivista que ha devastado territorios y culturas. Por eso, se propone una regulación basada en prácticas sostenibles, integrando tecnologías responsables con el conocimiento tradicional, y fomentando relaciones respetuosas con la tierra.
Propuestas concretas: del manifiesto a la acción
Entre las principales demandas que se consolidaron en el encuentro, destacan:
- Reconocimiento de derechos laborales, con la aplicación de los convenios de la OIT a los trabajadores del cannabis.
- Régimen especial para comunidades indígenas y campesinas, que incluya acceso a semillas, licencias y mercados regulados.
- Despenalización del uso personal, acompañado de educación para el consumo responsable y fomento a la investigación científica.
Un marco regulatorio integral
El evento también sentó las bases para un nuevo Convenio Internacional sobre Cannabis, que será presentado en 2026. Esta herramienta buscará proteger derechos en toda la cadena de valor: desde el cultivo hasta la comercialización.
Además, se propuso la creación de observatorios independientes, para monitorear el impacto de las políticas públicas, y sistemas de trazabilidad no punitivos, orientados a garantizar calidad y transparencia.
Inclusión económica y soberanía genética
En términos económicos, el manifiesto plantea la necesidad de crear fondos especiales para cooperativas y pequeños productores, declarar una moratoria a las patentes de semillas tradicionales, y construir circuitos comerciales solidarios que prioricen a actores históricamente marginados.
Estrategias para la ratificación del Convenio OIT Cannabis 2026
El camino hacia la ratificación del nuevo convenio fue claramente trazado:
- Una fase preparatoria de seis meses para redacción y alianzas estratégicas.
- Doce meses de incidencia nacional e internacional en congresos, ministerios y foros multilaterales.
- Una fase de implementación, con adaptación normativa y mecanismos de monitoreo participativo.
También se proyecta un trabajo articulado en escenarios sindicales, diplomáticos y regionales, buscando una movilización coordinada que ponga el tema en la agenda política.
Un punto de partida para la transformación
El documento concluye con un llamado a la acción dirigido a gobiernos, organismos internacionales y sociedad civil. Se asume un compromiso irrenunciable con la vigilancia ciudadana, la educación, la articulación de actores y la ampliación de los usos del cannabis en beneficio de la economía lícita.
“Este manifiesto no es un punto de llegada, sino de partida. La regulación del cannabis debe ser una herramienta de justicia social, no un nuevo nicho de exclusión”, señala el texto en su parte final.
El evento «Catando las Regulaciones del Cannabis en la Región» se suma a otros esfuerzos continentales que buscan una política de drogas más humana, justa y soberana. Una voz colectiva que exige valentía política y voluntad real de transformación.
Lea el documento completo aquí: Jugando nuestras cartas por una regulación justa, Manifiesto, Sindicato de Trabajadores del Cannabis: https://hierbabuenarevista.com/wp-content/uploads/2025/04/Jugando-nuestras-cartas-por-una-regulacion-justa.pdf