Ser consumidor de cannabis es una decisión personal que, en una sociedad como la colombiana, termina siendo incluso una postura política.
Por: Iván Camilo Hernández
Bogotá D.C., 17 de septiembre de 2024.-En el imaginario colectivo no es difícil encontrar la imagen del “mariguanero” como ese ser perezoso, lento, inútil y hasta peligroso. En definitiva, una persona indeseable para la comunidad. Este estereotipo se ha alimentado de toda clase de ejemplos absurdos, caricaturizaciones y para qué negarlo, algunos ejemplos reales.
Lo cierto es que esta imagen corresponde a una caricatura creada por campañas de desinformación planificadas y ejecutadas de manera magistral, que buscan imponer una postura de aversión frente a la planta y sus consumidores. Una de las estrategias de la mal llamada, y tan lucrativa, guerra contra las drogas.
Lastimosamente, el cannabis y sus consumidores han perdido el primer round en la batalla ideológica de la guerra contra las drogas. Al fin y al cabo ¿qué otra sustancia carga con un estigma social tan alto y tan injusto como la marihuana?
Es a raíz de esto que surge un deber social para los consumidores de la planta, los que la disfrutamos, a los que nos ha impactado positivamente y los que la incorporamos a nuestros hábitos de consumo, muchos incluso a diario. Es el deber social de ser exitosos y sobresalir en los diferentes ámbitos en los que nos desempeñemos.
Lo anterior, no como un deber individual con nosotros mismos, sino como un deber moral colectivo de romper con un imaginario errado que tiene repercusiones negativas en la vida diaria de los consumidores y que, en países como Colombia, ha sido funcional a intereses tan macabros como las infames “limpiezas sociales”.
En mi caso, soy abogado, especialista en gestión empresarial y usuario habitual de la planta. En otras palabras; soy “mariguanero”. Soy usuario hace ya bastantes años y una de mis batallas ideológicas ha sido demostrar que el uso responsable del cannabis puede coexistir con un alto rendimiento laboral y académico (batalla que, por cierto, estoy ganando). Porque esta es la realidad, conozco de primera mano gran cantidad de colegas, compañeros, e incluso jefes consumidores de la planta que son exitosos en sus ámbitos profesionales y personales.
Es que es justamente esa una de las mayores responsabilidades que tienen los consumidores: demostrar que la planta puede formar parte de un estilo de vida equilibrado y productivo. El consumo responsable de cannabis no solo implica una relación consciente con la planta, sino también el compromiso de romper los estereotipos negativos que históricamente se han asociado con los usuarios.
Aquellos que hemos integrado el cannabis en nuestras vidas de manera consciente y con moderación, somos la muestra de que es posible desestigmatizar el uso de la planta al mantener un compromiso con el éxito profesional y el bienestar personal. Este enfoque rompe con la narrativa que asocia el consumo con la falta de ambición, logros o éxito profesional.
Es esencial que los consumidores defendamos nuestro derecho al uso del cannabis desde una posición de responsabilidad, que hagamos el esfuerzo público por transformar el discurso social que rodea al consumo de cannabis, que seamos consumidores de la planta tan sobresalientes y exitosos en nuestros diferentes campos, que la gente se sienta ridícula al seguir utilizando estereotipos tan alejados de la realidad.
Para resumir, despojar al cannabis de su connotación negativa es una labor que requiere tanto responsabilidad individual como colectiva. Cada consumidor que demuestra con su ejemplo que el éxito profesional y personal puede coexistir con el uso responsable de cannabis está ayudando a transformar un paradigma social obsoleto. De esta manera, no solo se honra el valor de la planta, sino que también se contribuye a un debate más justo y serio sobre el consumo de sustancias en nuestra sociedad.
Iván Camilo Hernández
Abogado de la Universidad de los Andes
Especialista en Gestión Empresarial (CESA)
Cofundador Cerveza Maria Juana y Fundación Nube Verde
Usuario y defensor de la planta.